viernes, 2 de septiembre de 2011

El narcisismo ¿qué es? (III) bis. Formulación explícita del término "trastorno narcisista de la personalidad"


O. Kernberg


O. Kernberg es un autor que trabajará especialmente en un contexto clínico de pacientes con psicopatología grave. De formación Kleiniana, intentará posteriormente integrar diferentes enfoques psicoanalíticos. Kernberg realiza investigaciones importantes sobre los transtornos fronterizos. Nosotros simplemente nos limitaremos a describir su aportación a la patología narcisista.

Kernberg (1967) ofrece una coherente descripción clínica de la "estructura de la personalidad narcisista": excesiva absorción, necesidad de ser admirado por el brillo, poder o belleza, incapacidad de amar; falta de empatía, sentimientos crónicos de aburrimiento, vacío, incertidumbre acerca de la identidad, explotación de otros, envidia crónica y defensas contra tal envidia, mediante la devaluación, la omnipotencia, y el control de los otros. Kernberg (1970) reconoce la influencia de varios autores en la elaboración de su planteamiento. Especialmente, Jones (1913) y Tartakoff (1966). Posteriormente, Kernberg (1975) utilizará el término trastorno narcisista de la personalidad.


Características narcisistas son la típica estructura caracteriológica de nivel inferior. En un plano superficial, no exhiben desórdenes serios de conducta. Su comportamientos social suele ser satisfactorio, parecen tener un ajuste adecuado a su medio circundante. Sin embargo, un análisis más detenido destacaría los siguientes rasgos:


a) Graves perturbaciones en la autorrepresentación. Pueden coexistir imágenes grandiosas del yo, expresándose en constantes referencias a ellos mismos, con una intensa necesidad de ser amados y admirados por los demás. Es decir, coexiste un concepto hipertrófico de si con una necesidad anormal de halagos. Algunos pacientes presentaran fueres sentimientos conscientes de inseguridad e inferioridad que alternan con sentimientos de grandeza y fantasía omnipotentes (Reich, 1960; Kernberg, 197'). La presencia de contradicciones extremas en su concepto de sí mismos es a menudo la primera muestra clínica de su patología oculta tras la fachada de un buen funcionamiento social.

b) Su vida afectiva es superficial y padecen notorias fallas en la empatía hacia los sentimientos de quienes los rodean, frente a la avidez con que buscan su tributo y admiración.


c) Encuentran pocos motivos para disfrutar de la vida más allá de los que les brindan el homenaje de los otros o sus propias fantasías grandiosas.


d) Siempre parecen estar en el centro de todo, obteniendo con habilidad "suministros narcisistas" pero al mismo tiempo protegiéndose de la dolorosa vivencia de interacciones emocionales más significativas.


e) Existe un temor a depender de otras personas, porque para ellos depender significa odiar, envidiar y exponerse al peligro de ser explotados, maltratados y frustrados. En la propia relación terapéutica, sus principales defensas se erigen contra la posibilidad de depender del analista, ya que toda situación que les haga sentirse dependientes les retrotrae inmediatamente a la situación amenazante de su infancia. A veces admiran a una persona sobresaliente y establecen con ella una aparente relación de dependencia, pero en realidad se vivencian como parte de esa persona, no siendo el individuo admirado más que una extensión de ellos mismos. Si la persona los rechaza, experimentan odio y temor y reaccionan desvalorizando a su antiguo ídolo.

No establecen un verdadero compromiso, simplemente utilizan a los otros con fines narcisistas. Si el individuo narcisista ocupa una posición objetivamente importante, tiende a rodearse de seguidores en quienes se interesa mientras la admiración de aquéllos sea una experiencia nueva para él. Cuando creen haber obtenido toda la admiración que necesita de ellos, vuelve a percibirlos como "sombras", explotándolos y maltratándolos sin piedad. A su vez, se siente profundamente ofendido cuando uno de sus "esclavos" pretende liberarse.


f) Se sienten inquietos y hastiados cuando el brillo externo se desvanece y no hallan nuevas fuentes para alimentar su autoestima.


g) Envidian a otras personas, tienden a idealizar a determinados individuos de quienes esperan gratificaciones narcisistas y a despreciar y desvalorizar a otros (a veces sus anteriores ídolos) de los que nada pueden esperar. Sienten gran envidia hacia aquellos que poseen algo que ellos no tienen o que simplemente parecen disfrutar de sus vidas. Son incapaces de experimentar auténticos sentimientos de tristeza, duelo, anhelo y reacciones depresivas, siendo esta última una característica básica de su personalidad.


h) En sus relaciones establecen vínculos de tipo explotador y a veces parasitario, y que reaccionen con rabia ante cualquier frustración, por mínima que sea. Como si tuviesen el derecho de controlar y poseer a los otros, y de explotarlos sin ningún sentimiento de culpa. Al sentirse abandonados o frustrados por otras personas suelen exhibir una respuesta aparentemente depresiva, pero que examinada con más detenimiento, resulta ser de resentimiento cargado con deseos de venganza, y no de verdadera tristeza por la pérdida de alguien que apreciaban.

Las relaciones con los demás tienen fines puramente explotadores, como sí "estuviera exprimiendo un limón y arrojando después la cáscara vacía" (Kernberg, 1975). Para el narcisista, los otros poseen en su interior algo que él tiene que extraer, o bien ya han sido vaciadas y por lo tanto carecen de valor. Sin embargo, estos desdibujados objetos externos suelen aparecer repentinamente investidos de peligrosos poderes, cuando el paciente proyecta en ellos las primitivas características de su superyó y de sus propias tendencias explotadoras.

De ahí que su actitud hacia los demás pueda reflejar desvalorización, arrojándolo a un lado después de haber extraído de ellos todo lo que necesita, o temor de que los otros puedan atacarlo, explotarlo y obligarlo a someterse. Por lo tanto, subyace la imagen de un ser enfurecido, vacío, dominado por la rabia, e impotente ante la frustración y el temor que le causa un mundo tan lleno de odio y deseos de venganza como él mismo. Kernberg ha observado clínicamente que, en tanto que muchas personalidades narcisistas presentan rasgos antisociales, todas las personalidades antisociales presentan las características de la estructura narcisista de la personalidad


i) Bajo su aparente simpatía y encanto, se puede percibir una naturaleza fría y despiadada. Piensa a veces que depende de los demás sujetos, pero es tal su desconfianza y desprecio de los otros que es totalmente incapaz de depender de nadie.


j) Su organización defensiva es similar a la de los pacientes fronterizos. Predominan los mecanismos de defensa primitivos, como la disociación, la negación, la identificación proyectiva, la omnipotencia y la idealización. Los procedimientos narcisistas se diferencian de las personalidades fronterizas por su buen funcionamiento social, su mejor control sobre los impulsos y lo que se describe como capacidad "suedosublimadora", capacidad de operar de manera activa y coherente en determinadas áreas, que les permite satisfacer en parte sus ambiciones de grandeza y obtener la admiración de los demás.

Muchos de estos sujetos poseen un alto grado de inteligencia y desempeñan labores creativas en sus respectivos campos de acción, suelen ser figuras destacadas en el mundo industrial, académico o artístico. Una observación detenida pone de manifiesto lo superficial y veleidoso de su desempeño, y una falta de hondura que revela la futilidad disimulada por el brillo externo. Muchas veces son los genios "prometedores" que posteriormente sorprenden a todos por la banalidad de sus logros.

Las personas idealizadas de las que parecen depender resultan ser, por lo general, una proyección de la concepción grandiosa que tienen de sí mismos. Su mundo interno parece estar poblado únicamente por representantes idealizados de sí mismos, por "sombras" de los demás y por temidos enemigos.

La desvalorización de los objetos externos crea un constante vacío en su vida social y refuerza su vivencia interna de futilidad. Deben desvalorizar cuanto reciben para no sentir envidia. Esa es su tragedia. Necesitan mucho de los demás siendo al mismo tiempo incapaces de reconocer lo que reciben, debido a la envidia que ese reconocimiento les provocaría; en consecuencia terminan siempre vacíos. Para lo sujetos narcisistas, los "otros" no tienen vida, no son autónomos.


Origen del trastorno narcisista de la personalidad

Kernberg resalta la gran importancia de la estructura familiar. En la historia de estos pacientes aparecen con frecuencia padres fríos, con una agresividad encubierta pero intensa, o con una utilización narcisista del hijo por parte de una madre fría y hostil lo que convertía al sujeto en alguien "especial!", y le hacía buscar compensación tratando de ser grande y admirado, o le hacía defenderse desvalorizando a los demás. Sus esfuerzos por compensar la envidia y la rabia oral se centraron en fantasías de poder y grandeza asociadas con tendencias exhibicionistas.

Estos pacientes son, a menudo, el eje de sus estructura familiar: el hijo único, el hijo "brillante", o el único capaz de de cumplir las aspiraciones de la familia (muchos de ellos han sido el "genio" de la familia durante la infancia).


(Texto extraído del libro ¿Qué es el narcisismo? Autor José Luis Trechera)

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