jueves, 11 de marzo de 2010

Fase cinco: El Dios creador (Respuesta creativa)


Imagen de autor desconocido para mi


¿Cual es mi mayor fuerza?
La imaginación

¿Cuál es mi mayor obstáculo?
Mi propia importancia

Los pintores o los compositores empiezan su trabajo con una tela o una página en blanco, luego interiorizan y aparece una imagen, que, en el primer momento es débil pero que va creciendo. Esta imagen trae consigo un deseo de nacer, y si la inspiración es auténtica, esta impresión ya no se desvanece, con lo que el Creador, la creación y el proceso de creación se funden en una sola cosa. Yo llamaría a esto el sentido literal de la imaginación, que es mucho más que tener una buena idea que nos gustaría llevar a cabo.
En la fase cinco la fusión no es completa. Incluso los más grandes artistas tienen grandes dudas y sufren la falta de inspiración, cosa que también les sucede a los co-creadores. Existe el peligro, especialmente, de intentar hacerse cargo de todo el proceso, cosa que puede conducir a romper nuestras relaciones con Dios, y en este caso la valoración propia de nuestra importancia puede interrumpir el proceso por mucho tiempo. Todo esto es fácil de ver en los grandes artistas: si leemos la biografía de Ernest Hemingway, quedamos sobrecogidos al ver como el ego desplaza trágicamente al genio. Hemingway, que fue un escritor extraordinariamente dotado a sus treinta años, nos explica de que modo sus historias se escribían solas, y como, en momentos mágicos, él quedaba al margen del proceso y dejaba que todos sucediese por si sólo. En un estado mental similar, el poeta William Blake declaró: "Mis palabras son mías, pero sin embargo no lo son."
Con el paso de los años, esta delicadeza de conciencia desapareció, y Hemingway descendió a un tipo mucho más ordinario de lucha. Inmerso en la labor de escribir produjo gruesos manuscritos producto de una labor confusa. En el plano espiritual, surge el peligro de perder la conexión para cualquiera que esté todavía asido a la propia importancia y Hemingway sucumbió probablemente al fracaso y a la autodestrucción. El Dios de la fase cinco es más misericordioso, porque no priva a nadie del impulso de la evolución. Las luchas con la propia importancia pueden durar mucho tiempo, pero siempre terminan una vez que la persona encuentra una manera de devolver más responsabilidad a Dios. En otras palabras, el camino hacia el poder es abandonar el poder. Es la lección con que se encuentra confrontado el ego en esta fase.

(Texto extraído del libro Conocer a Dios. Autor Deepak Chopra)

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