Miedos principales: Miedo a perder el dominio y a ser dominando por otro, mediante el poder dominador de acontecimientos o trastornos como la adicción, la violación sexual, la traición, la impotencia, las pérdidas económicas, el abandono por parte de un socio principal o colegas profesionales, etc. También, temor a perder el poder del cuerpo físico.
Fuerzas principales: La capacidad y la energía para sobrevivir por uno mismo económicamente y físicamente, defenderse y protegerse, que es el instinto de "luchar o huir"; la capacidad de arriesgarse; la resistencia para recuperarse de una pérdida, sea de familiares, pareja, socios, propiedades, trabajo o dinero; el poder para rebelarse y restablecer una vida; y la capacidad y el talento para tomar decisiones personales y profesionales.
Verdad sagrada: La verdad sagrada inherente al segundo chakra es Respetaos mutuamente. Esta verdad se aplica a nuestro modo de relacionarnos entre nosotros y con todas las formas de vida. Desde el punto de vista espiritual todas las relaciones que formamos, desde las más superficiales hasta las más íntimas, nos ayudan a hacernos más conscientes. Algunas relaciones son necesariamente dolorosas porque conocernos a nosotros mismos y encarar nuestras limitaciones no es algo que tendamos a hacer con mucho entusiasmo. Muchas veces necesitamos estar espiritualmente "equipados" para esos encuentros.
Las energías arquetípicas de la sefirá de Yesod, el sacramento de la comunión y la energía física del segundo chakra simbolizan que las relaciones son fundamentalmente mensajeros espirituales. Las personas con quienes nos relacionamos introducen en nuestra vida, y nosotros en las de ellas, revelaciones sobre nuestras fuerzas y debilidades. Desde las relaciones en el seno del hogar hasta las laborales, las de la comunidad y la actividad política, ninguna unión está exente de valor espiritual; cada una contribuye a hacernos crecer como personas. Nos resulta más fácil ver el valor simbólico de nuestras relaciones cuando abandonamos la compulsión a juzgar qué y quién tiene valor y en su lugar nos concentramos en honrar a la persona y la tarea que tenemos entre manos.
La energía del segundo ckakra entraña una dualidad. La energía unificada del primer chakra representada por la mente tribal, se divide en polaridades en el segundo chakra. A esta división de fuerzas se le ha dado muchos nombres: yin/yang, anima/animus, masculino/femenino, sol/luna. Comprender el significado de esta dualidad de opuestos es la clave para trabajar con los temas del segundo chakra. Las energías de la sefirá de Yosed y el sacramento de la comunión se combinan con estas energías duales del segundo chakra para garantizar a que nos conozcamos a nosotros mismos. Expresiones muy conocidas, como "Lo semejante atrae lo semejante"y "cuando el discípulo está preparado aparece el maestro", reconocen que hay una energía actuando "entre bastidores", que al parecer organiza cuándo y dónde conocemos a las personas, y siempre en el momento oportuno. El desafío espiritual del segundo chakra es aprender a relacionarnos conscientemente con los demás; a formar uniones con personas que contribuyan a nuestro crecimiento y a dejar las que nos lo impiden.
La ciencia física reconoce la energía del segundo chakra como la ley de causa y efecto (por cada acción hay una reacción igual y opuesta) y la ley del magnetismo (los objetos con cargas contrarias se atraen). Aplicadas a las relaciones, estas leyes significan que generaremos modalidades de energía que nos atraen a personas que tienen algo que enseñarnos. Nada ocurre al azar; antes de entablar cualquier relación, le abrimos la puerta con la energía que estábamos generando. Esta realidad es la que hace tan delicioso el aprendizaje sobre el dualismo del segundo chakra, cuanto más conscientes nos hacemos, más conscientemente podemos utilizar la energía del segundo ckakra.
(Idem)
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