sábado, 3 de julio de 2010

Cómo reconocer la sombra o proyección. El nivel de la persona: se inicia el descubrimiento (IV)


Iremos retrocediendo y descendiendo por el espectro de la conciencia. Este descenso se puede describir de múltiples maneras, todas ellas útiles –desde llamarlo una armonización de opuestos a una superación de complejos, pasando por una "expansión" de la conciencia–, pero en su aspecto más fundamental, se trata sencillamente de ir disolviendo demarcaciones. Hemos visto que cada vez que se construye una demarcación nueva, uno limita, restringe y estrecha su sentido de "lo que es", de modo que la primitiva identidad se desplaza progresivamente del universo al organismo, y de éste al ego y a la persona. En tal sentido figurado, el "yo"" que es uno se empequeñece cada vez más, mientras que "lo que no soy"" se agranda. Con cada demarcación hay una nueva faceta del "yo" que se proyecta y que, por lo tanto, se aparece como externa, ajena, extranjera, existente al otro lado de la valla. Por consiguiente, construir una determinada demarcación es crear una proyección determinada, una faceta de uno mismo que ahora parece ser lo que uno no es. De la misma manera, re-conocer una proyección es disolver una demarcación. Cuando uno se da cuenta de que una proyección que parecía existir "ahí afuera" es, en realidad, su propio reflejo, forma parte de uno mismo, a conseguido derribar esa demarcación particular entre lo que uno es y lo que uno no es. De ahí que el campo de la percepción consciente quede tanto más expandido, abierto, libre y sin defensas. Trabas verdadera amistad y, en última instancia, identificarse con un antiguo "enemigo" equivale a desmantelar la línea de batalla y expandir el territorio por donde uno puede moverse libremente. Entonces las facetas proyectadas ya no le amenazan a uno, porque son uno. Así pues, descender por el espectro es 1) disolver una demarcación mediante 2) el re-conocimiento de una proyección. Esto sucede a cada paso del descenso.
La mayor parte de las ideas sobre demarcación, proyección y conflictos entre opuestos se aclararán a medida que vayamos viendo ejemplos concretos. Este capítulo se ocupa de la comprensión de la persona y la sombra, así como de las disciplinas que hay ayudado a la gente a descender desde el nivel de la persona al nivel del ego. En el capítulo siguiente estudiaremos el descenso desde el nivel del ego al nivel del centauro, para seguir, en el próximo capítulo, desde el centauro a lo transpersonal y, finalmente, ocuparnos del descenso, a la conciencia de unidad. Cada capítulo, básicamente pragmático, está pensado para ofrecer al lector 1) un entendimiento general de ese nivel determinado, 2) una aproximación de ese nivel, y 3) una introducción a los tipos de "terapias" de los que hoy se dispone y que se dirigen a ese nivel. Estos capítulos no están pensados para que nadie se instale realmente en un nivel determinado, sino tan sólo para ofrecer un atisbo de cómo son las terapias en ese nivel. Vivir continuamente en uno de los niveles más profundos de la conciencia exige muchísimo trabajo y estudio. Por eso, al final [...] he incluido una lista de las lecturas recomendadas y de las terapias que tratan ese nivel.
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