martes, 11 de mayo de 2010

Flores de Bach. Centaury (I)


PRINCIPIO
Centaury está relacionada con la capacidad anímica de la autodeterminación y la propia realización. En el estado Centaury negativo queda interrumpida la relación con la propia voluntad.
A los niños con acentuados rasgos Centaury a menudo se les consideran simples, de buena voluntad, obedientes y complacientes. En ellos fructifica el elogio y la censura. No causan problemas a sus padres, salvo tal vez por la circunstancia de que se dejan llevar fácilmente por sus compañeros y porque incomprensiblemente a veces son objeto de palizas. Cuando son adultos son proclives a caer bajo la influencia de una personalidad más fuerte, que aprovecha su innata servicialidad para propósitos egoístas. La hija mayor que no se casa porque durante largos años cuida con abnegación y sacrificio a su madre aquejada de gota, es un caso Centaury evidente, como también el hijo que hubiera querido ser maestro, pero renuncia a su vocación para encargarse de la empresa constructora de su padre, pues a juicio de éste, el negocio tiene que quedar en la familia. De la generación de nuestros abuelos conocemos también a la pálida y diligente criada Centaury que renunció por completo a hacer su propia vida en favor de los señores, o el viejo factótum de la empresa que no es más que una réplica del señor director en su manera de pensar, hablar y gesticular. También la joven cónyuge que lee en los ojos de su esposo, un consentido hijito de mama, cualquier deseo para satisfacerlo en una manifestación de amor mal entendido, y someter, como una esclava sus propias necesidades a sus caprichos.
A menudo, las personas en estado Centaury alegan con un resignado encogerse de hombros: "Si, no puedo negarme a una petición suya", o "simplemente, no puedo decir no". A veces, los que están afuera deben observar con meneos de cabeza cómo el tipo Centaury se degrada a sí mismos a condición de felpudo psíquico.
Por cierto, las personas que padecen el estado Centaury se quejan a menudo de fatiga y extenuación porque en su servicialidad le exigen demasiado a sus propias fuerzas. Ahora bien, su condición no les hace sufrir ya que no ven su alcance; tampoco advierten que con tanto espíritu de servicio para con los demás están dejando de cumplir su propio cometido en la vida. El motivo de su servicialidad no es más que el anhelo, muy humano, de reconocimiento y confirmación.
En el estado Centaury negativo las magnas virtudes de querer ayudar y la entrega a una misión están distorsionadas negativamente. Esta confusión hace que el individuo se subordine como un niño menor de edad, sin albedrío, a otra persona y sus debilidades humanas, en lugar de servir a través de la propia alma a principios más elevados.
Antes de poder servir a estos principios elevados, debemos desarrollar la propia individualidad y personalidad hasta que se convierta en un instrumento del alma.
Para ello también debemos saber que la personalidad sólo se edifica, se mantiene sólida y resguardada a través de la propia voluntad. En consecuencia, eso que en la mayoría de otros estados negativos del alma es demasiado intenso, la delimitación de la personalidad, en el estado Centaury negativo es demasiado débil.
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Texto extraído del libro "La terapia floral de Bach". Autora Mechthild Scheffer

2 comentarios:

  1. muy interesante el articulo. La foto de la flor es preciosa.

    un saludo

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  2. ¡Hola! shaktolino: me alegra que te haya gustado la fotografía, pero no es mía, y no sé de quien es... si lo supiera lo pondría como hago con las mías.
    Si, muchas veces confundimos el ser esclavos con el altruismo.
    Un abrazo y bienvenido a este espacio :)

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