lunes, 12 de julio de 2010

Cómo reconocer la sombra o proyección. El nivel de la persona: se inicia el descubrimiento (XIII) y último


Todo esto empieza a parecer ridículo, pero por debajo de toda esa lógica aparentemente retorcida, el terapeuta –independientemente de que se dé cuenta o no– se limita a enfrentarte con tus propios opuestos. Podemos mirar desde esta perspectiva todos los ejemplos de este capítulo, y el hecho es que, en cada una de estas situaciones, el individuo sólo tenía conciencia de un lado de los opuestos. Se negaba a verlos a ambos, a entender la unidad de estas polaridades. Como los opuestos no pueden existir el uno sin el otro, si uno no tiene conciencia de ambos, sepultará el polo rechazado, lo hundirá en el inconsciente y, en consecuencia, lo proyectará. En pocas palabras, esto equivale a erigir una demarcación entre los opuestos y originar así una batalla, pero se trata de una batalla que jamás se puede ganar, que se pierde perpetuamente de mil maneras, todas dolorosas, porque en definitiva cada uno de los dos lados es un aspecto del otro.
De modo que la sombra no es más que nuestros opuestos inconscientes. Por ello una manera fácil de establecer contacto con su sombra es suponer precisamente lo opuesto de lo que usted se propone, desea o quiere conscientemente en ese momento. Eso le mostrará exactamente cómo ve el mundo su sombra, y ésa es la visión con la cual ha de reconciliarse, lo cual no significa que actúe en función de sus opuestos, sino tan sólo que tenga conciencia de ellos. Si siente que alguien le disgusta intensamente, tome conciencia del aspecto de usted a quien le gusta esa persona. Si está locamente enamorado, entre en contacto con la parte a quien esa persona no le importa en absoluto. Si un sentimiento o un síntoma le parece odioso, procura percibir cuál es el aspecto de usted mismo que secretamente disfruta con él. En el momento en que uno se da cuenta cabal de sus opuestos, tanto de los sentimientos positivos como de los negativos que experimente ante una situación cualquiera, muchas tensiones relacionadas con esa situación desaparecen, porque se disuelve la batalla de opuestos que creaba esa tensión. Por otra parte, tan pronto como uno pierde de vista la unidad de los opuestos, la conciencia de que ambos aspectos están en uno mismo los escinde, instalando entre ellos una demarcación y, en consecuencia, confina el polo rechazado en el inconsciente, de donde volverá para acosarnos en forma de síntoma. Como los opuestos son siempre una unidad, solamente la inconsciencia, una desatención selectiva, permite su separación.
A medida que uno comienza a explorar sus opuestos, su sombra, sus proyecciones, empieza a descubrir que está asumiendo la responsabilidad de sus propios sentimientos y estados anímicos. Empezará a ver que las batallas que libra con otras personas son, en realidad, batallas entre uno mismo y sus opuestos proyectados, que sus síntomas no se deben a una acción del entorno, sino a algo que uno mismo se hace, como un sustituto exagerado de lo que realmente le gustaría hacer a los otros, descubrirá que las personas y los sucesos no son la causa de que uno se altere, sino tan sólo las ocasiones apropiadas para que se produzca la alteración. Empezar a entender que uno mismo es quien está produciendo sus propios síntomas es un tremendo alivio, pues ello supone a la vez que puede dejar de producirlos si los traduce de nuevo a su forma original. Uno se convierte en la causa de sus propios sentimientos, en vez del efecto.
En este capítulo hemos visto de qué manera, al tratar de negar ciertas facetas de nuestro ego, terminamos con una imagen falsa y deformada de nosotros mismos, que es lo que se llama la persona. En general se establece una demarcación entre lo que a uno le gusta (la persona) y lo que no le gusta (la sombra). También hemos visto que esas facetas negadas de nuestro ego (la sombra) terminan por ser proyectadas, de modo que parece como si existieran "ahí afuera", en nuestro entorno. Quedamos entonces reducidos a andar por la vida peleando con nuestra sombra. La demarcación entre persona y sombra se convierte en batalla entre la persona y la sombra. y esa guerra interior es lo que se siente como síntoma. Así llegamos a aborrecer nuestros síntomas con la misma pasión con que al principio aborrecíamos a nuestra sombra, y, una vez proyectada la sombra entre otras personas, odiamos a esas personas como antes odiábamos a la sombra. Entonces tratamos a los otros como si fueran un síntoma, como algo a combatir, y las múltiples formas del combate se sucede en el límite de este nivel.
Elaborar una imagen de nosotros mismo más precisa, es decir, descender de la persona al ego, es tanto como obtener una percepción más amplia de aquellas facetas de nosotros mismos cuya existencia desconocíamos, y esas facetas son fáciles de identificar, porque se revelan como síntomas, opuestos, proyecciones. Recuperar una proyección es derribar una barrera, incluir en nosotros mismos cosas que creíamos ajenas, abrirnos a la compresión y aceptación de todas nuestras diversas potencialidades, negativas y positivas, buenas y malas, dignas de amor o de desprecio, y así llegar a tener una imagen relativamente exacta de todo aquello que es nuestro organismo psicofísico; es desplazar nuestras demarcaciones, volver a cartografiarnos el alma de manera que los viejos enemigos se conviertan en aliados y los opuestos que combaten en secreto se hagan amigos. Y al final, aunque no todos nuestros aspectos nos parezcan deseables, tal vez nos encontremos en conjunto agradables.

4 comentarios:

  1. Muy claro e interesante. Me gustaría que ampliara con ejemplos el proceso de integración de la sombra por ejemplo con la agresividad. También si es posible que se proyecten aspectos valiosos en el exterior

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  2. ¡Hola! misticapianista: están ya en una de las entradas. Un hombre que tiene pendiente limpiar el garaje...
    También en esta entrada se habla de lo que preguntas sobre la agresividad...

    A medida que uno comienza a explorar sus opuestos, su sombra, sus proyecciones, empieza a descubrir que está asumiendo la responsabilidad de sus propios sentimientos y estados anímicos. Empezará a ver que las batallas que libra con otras personas son, en realidad, batallas entre uno mismo y sus opuestos proyectados, que sus síntomas no se deben a una acción del entorno, sino a algo que uno mismo se hace, como un sustituto exagerado de lo que realmente le gustaría hacer a los otros, descubrirá que las personas y los sucesos no son la causa de que uno se altere, sino tan sólo las ocasiones apropiadas para que se produzca la alteración. Empezar a entender que uno mismo es quien está produciendo sus propios síntomas es un tremendo alivio, pues ello supone a la vez que puede dejar de producirlos si los traduce de nuevo a su forma original. Uno se convierte en la causa de sus propios sentimientos, en vez del efecto.

    "empezar a entender que uno mismo está produciendo sus síntomas..."
    Si yo reacciono con agresividad, eso que hace aflorar la agresividad no es más que la respuesta a algo que no quiero reconocer de mi mismo.
    ¿Qué es lo que no quiero reconocer? Tendré que pararme y descubrir aquella palabra o frase que me ha desatado la agresividad. Si yo estoy hablando con una persona de modo tranquilo sobre un tema a resolver, y la otra persona se pone a la defensiva de modo agresivo e incluso violento algo está activándose en ella. Ese algo puede ser culpa, por ejemplo. Culpa porque sabe que está mintiendo pero no lo quiere reconocer. Esta culpa puede ser algo no reconocido. Sólo se siente la agresividad que aflora. No se para a pensar el porqué reacciona así. Si se parara descubriría que no es lo que le dice el otro lo que le molesta sino que se molesta consigo mismo porque no está diciendo la verdad. El inconsciente no nos abandona nunca :)

    Si, es posible y beneficioso. Si tú has descubierto cuales son tus respuestas sabes entender lo que sienten los otros y por ello no reaccionarás ante esa agresividad, por ejemplo. También puedes crear situaciones con mayor comprensión al haber más capacidad de empatía y por ello saber escuchar al otro. Y muchas otras. Pienso que este blog es una muestra de esos estados beneficiosos :)
    Pero lo dejo a tu criterio.
    Espero haber respondido a lo que me solicitabas.
    Un abrazo :)

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  3. Quisiera hacerte unas preguntas
    1) Yo actuo mi personalidad , pero tambien se que soy mi sombra , una vez que integro la sombra , cual soy en realidad ? Por ejemplo si me la paso diciendo qie me gusta el blanco por una cuestion de aceptacion social y aborrezco que a los demas les guste el negro , una vez que integro y perdono mi gusto "oculto" por el negro . Qhe color me gusta ? Ninguno , los dos , o gris ? A la hora de comprar ,o elegir ? cual seria mi gusto entre los dos ?
    2) . Cuando proyecto que los demas son de determinada forma conmigo , ¿es porque yo actuo de aquella forma hacia mi o,porque actuo asi con el mundo? o esto puede variar?
    3 )Pensas que una persona puede descubrir sus proyecciones sola o que necesita un psicoanalista ?
    Quiero tambien agradecerte por lo que escribis porque de verdad sirve mucho , creo que impulsas la evolucionde muchos . Y pedirte que me recomiendes algun libro que me pueda ayudar sobre este tema . Gracias ysaludos

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  4. ¡Hola! carol: comienzo a contestar por la última pregunta: si, si se puede hacer solo. Observando detenidamente aquello que uno piensa y siente. Haciéndolo honestamente. Vamos, no queriendo justificarse, ni juzgarse, ni tantas y tantas formas de engaño que solemos usar por no estar conscientes de por qué decimos lo que decimos, algo que ya está pensado mucho antes de verbalizarlo, en leguaje verbal, y en el otro, el no verbal, que está siempre presente cuando actúa el inconsciente, o sombra.

    En cuanto a la segunda: fíjate bien en como has hecho la pregunta. Ella misma te está dando la respuesta. "Cuando proyecto que los demás son de determinada forma conmigo..." ¿Cuándo proyectas? ¿Qué significa, esto que has escrito, realmente para ti?

    Y voy con la primera: "Yo actúo mi personalidad" ¿Yo? ¿Quién es "Yo"? ¿Mi? ¿De quién? ¿Personalidad? ¿Qué es la personalidad? ¿A qué llamamos "personalidad"? Si lees detenidamente la pregunta que planteas podrás comprobar. o percibir. lo difícil que resulta definir algo tan subjetivo como los gustos o disgustos. ¿Quién se disgusta? ¿A quién le gusta? ¿A lo que uno cree consciencia o a la sombra?

    Hay algunos libros, que a día de hoy entiendo de otro modo, en la parte derecha del blog. Aunque sólo sea por que pueden crear, algunos, confusión, se pueden leer, para poder salirse de la dependencia que pueda estar implícita en esa necesidad de que otros te digan... u orienten... Todo ayuda, y todo causa confusión hasta que uno no ha comprendido como vive de engañado respecto de si mismo y, por lo tanto, respecto de los demás.

    Qué la vida entre en ti :)
    Gracias -.-

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