jueves, 22 de julio de 2010

Simplicidad natural (Q)

El sabio se alía con quien tiene los mismos sentimientos interiores que él, el hombre vulgar se junta con quien le gusta su parte exterior. Ahora bien, en un cuerpo humano puede esconderse un corazón animal, y un cuerpo de animal puede contener un corazón de hombre. En ambos casos, juzgar según el exterior inducirá en error.
Fu-hi, Niu-wa, Shenn-nung y U el Grande tenían, uno, cabeza humana sobre un cuerpo de serpiente, otro, cabeza de buey, otro, hocico de tigre; pero, con esas formas animales, fueron grandes sabios. Mientras que
Kie, el último de los Hia, Cheu, el último de los Yinn, el duque Hoan de Lu y el duque de Mu de Ch'u, fueron bestias con forma humana.
Cuando Hoang-ti presentó batalla a Yen-ti en la llanura de Fan-ts'uan, su frente de batalla lo formaron animales feroces, y sus tropas ligeras , aves de presa. Se había ganado el aprecio de esos animales por su ascendiente.
Cuando Yao encargó de la música a K'oei, los animales acudieron y bailaron, encantados por aquellos acentos.
¿Se puede decir después de esto que haya una diferencia esencial entre los animales y los hombres? Sin duda sus formas y sus lenguajes difieren de los de los hombres, pero, a pesar de eso, ¿no habría ningún medio de entenderse con ellos? Los sabios antedichos, que lo sabían todo y extendían su solicitud a todos, supieron ganarse también a los animales. ¡Hay tantos puntos en común entre los instintos de los animales y las costumbres de los hombres! Ellos también viven en parejas, y los padres aman a sus hijos. También ellos buscan para vivir lugares seguros. También ellos prefieren las regiones templadas a las regiones frías. También ellos se reúnen en grupos y caminan en orden, con los pequeños en el centro y los mayores a su alrededor. También ellos se indican unos a otros los buenos lugares para beber y pacer.
En los primeros tiempos los animales y los hombres viajaban juntos. Cuando los hombres se dieron emperadores y reyes, la desconfianza surgió y provocó la separación. Más tarde el temor fue alejando cada vez más a los animales de los hombres. No obstante, todavía ahora, la distancia no es insuperable. En el Este, entre los Kie-she, se comprende todavía su leguaje, al menos de los animales domésticos. Los sabios antiguos comprendían el lenguaje y penetraban los sentimientos de todos los seres, se comunicaban con todos como con su pueblo humano, tanto con los koei, los shenn, los li y los mei (seres trascendentes) como los volátiles, los cuadrúpedos y los insectos. Partiendo del principio de que los sentimientos de seres que tienen la misma sangre y respiran el mismo aire no pueden ser muy diferentes, trataban a los animales casi como a los hombres, con éxito.
Un criador de monos del principado de Song había llegado a comprender a los monos y a hacerse entender por ellos. Los trataba mejor que a los miembros de su familia, y no les negaba nada. Sin embargo, en un momento en que atravesaba por dificultades económicas, se vio obligado a racionar la alimentación de sus monos, e ideó el medio siguiente para hacer que aceptaran esa medida. "A partir de ahora –les dijo– tendréis cada uno tres colocasias por la mañana y cuatro por la noche; ¿estáis de acuerdo?". Todos los monos se pusieron en pie, muy enfadados. Y el hombre dijo: "Entonces os daré a cada uno cuatro colocasias por la mañana y tres por la noche; ¿estáis de acuerdo?". Satisfechos de que se hubiera tenido en cuenta su descontento, todos los monos volvieron a acostarse, muy satisfechos... Es así como uno se gana a los animales. El sabio gana del mismo modo a los necios humanos. Poco importa que el medio utilizado sea real o aparente, siempre cuando se llegue a satisfacer, a no irritar.
Otra ejemplo de la estrecha analogía entre los animales y los hombres. Ki-sing-tse adiestraba un gallo de combate para el emperador Suan de los Cheu. Al cabo de diez días, cuando le pidieron noticias, dijo: "Todavía no está en condiciones de luchar; aún es vanidoso y testarudo". Diez días más tarde dijo: "Todavía no; aún es nervioso y apasionado". Diez días más tarde dijo: "Ahora está preparado; cuando los ve no se inmuta más que si fuese de madera. Todas las energías están reunidas. Ningún otro gallo se le resistirá".

Tratado del vacío perfecto. Lie-tse.

*** *** ***

Nuestro miedo siempre nos esconde las verdades más importantes. Investigamos constantemente, ¿para qué?, para poder comprender, eso se dice. Y lo único que hay que comprender no lo puede dar más que la toma de conciencia de que somos naturaleza; todo está ya explicado, pero tan sólo para aquellos que son capaces de mirar con los ojos del alma. Mientras tanto se seguirá haciendo inmenso daño, y nosotros lo pagaremos... ya lo estamos haciendo, mas la arrogancia del miedo nos pone un velo tan oscuro delante que se nos escapa es sentido último de lo que está aconteciendo.
Unos pocos de nosotros ya hemos despertado, otros cada vez están más cerca. Muchos otros siguen jugando a ser dios, tal como un niño que ignora que hace daño. Otros saben perfectamente que si lo hacen, pero lo ignoran por miedo, miedo a perder poder material o respeto de otros compañeros... Ciegos, si. Cuanto afán por descubrir lo que no es necesario descubrir, tan sólo sentir desde el corazón en silencio, tan sólo eso...

2 comentarios:

  1. Creo que al apso que vamos seremos cada vez menos sabios!!!!!!!
    lamentablemente!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tantas aportaciones positivas. Eres una gran persona y estás llena de sabiduría.
    Un abrazo

    ResponderEliminar

Related Posts with Thumbnails