martes, 21 de mayo de 2013

La alquimia de la voz. (II) La voz humana es algo asombroso


La voz humana es algo asombroso. Desde el primer vagido de vida, desde nuestra primera aspiración, utilizamos nuestras voces para conectarnos con el mundo. Los sonidos que proferimos, los tonos que empleamos, las palabras que elegimos...; todo ello dirige y conforma nuestra identidad. Para pedir un capuchino, jurar amor eterno, declarar la guerra, alabar desde lo más profundo de nuestro corazón, jurar, corregir y rechazar no hacemos otra cosa que respirar y abrir la boca para crear sonido. 
La voz puede hacernos llorar, romper un cristal o sanar un corazón roto. Puede subyugar, seducir, enfurecer u ordenar; inspira espanto y terror, confianza y amor. El sonido de una voz puede evocar recuerdos, sensaciones, pensamientos y sentimientos. Tiene un poder impresionante para establecer o romper fuertes lazos, para torturar o elevar, para crear o destruir. Por todo ello, la voz está presente en el núcleo de nuestro poder persona y resuena no sólo en las palabras, sino en los muchos otros sonidos que nosotros, ruidosas criaturas, proferimos. Piensa en lo contagiosa y alegra que puede ser una carcajada. Imagina unas notas musicales que se elevan y comprueba su poder para transportarnos a escenarios gloriosos. Recuerda los quejidos de dolor, los sollozos de desesperación, y el efecto tan triste que producen en nosotros.
Éste es el poder de la voz. Sin embargo, muchos de nosotros consideramos nuestra propia voz como algo que está ahí, sin más. La utilizamos como una herramienta de uso diario, sin concederle un poco de atención más que de vez en cuando. Quizá nos guste o pude que la consideramos demasiado aguda, baja, alta o tranquila, pero la mayor parte del tiempo, sencillamente, la usamos sin pensar. 
La voz es un regalo maravilloso. Posee un gran poder de influencia tanto sobre nosotros mismo como sobre los demás. Cuando la empleas en toda su capacidad, la voz tiene el poder de influir en tu vida de muchísimas formas increíbles, y cuando empiezas a entenderla y a trabajar con ella se transforma en mucho más que algo que te brota de la punta de la lengua. Cuando esté conectada con tu corazón y salga de muy dentro de tu ser, tendrá el poder de transformar tu vida. Cuando hables con tu verdadera voz, lo que significa emplear tu propia y exclusiva "nota autógrafa", sentirás y vivirás con autenticidad verdadera. Tu nivel de confianza se elevará de manera vertiginosa y el sentido de ti mismo –de ser alguien a quien los demás escuchan y que, a su vez, escucha a los demás– aumentará enormemente. Con ello, tu capacidad para conseguir lo que deseas en la vida crecerá de manera poderosa y vital.
Lo que deseas puede ser práctico, emocional o espiritual. Quizá se trate de un nuevo trabajo o una carrera, un perfil más alto, un conocimiento de ti mismo más profundo, una autoconfianza luminosa, la capacidad de dar charlas y presentaciones de forma ágil, la sanación de una herida del pasado o, sencillamente, aprender a hablar con soltura y fluidez. Puede ser una transformación de tu cuerpo y de tus sentimientos, un deseo de comunicación a un nivel más profundo o una sensación de equilibrio de mente, cuerpo y espíritu más plena. Sea lo que fuere, puedes emplear tu voz para conseguir un estado nuevo. ¡Cualquier reto se convertirá en algo perteneciente al pasado!
Tu voz es tu identidad sonora. Ella informa al mundo de quién eres a través de su posición, su tono, su resonancia, su energía y su expresividad. La mayoría de nosotros utilizamos una voz "de diario" que hemos adaptado para que se ajuste a las expectativas sociales o a lo que consideramos nuestro papel en la vida. Esta voz "de todos los días" es, a menudo, totalmente distinta de nuestra auténtica voz. 
En los países occidentales vivimos en un mundo intelectual. Desde muy pequeños se nos enseña a creer que pensar es lo único importante, mientras que los sentimientos permanecen reprimidos. Hemos aprendido a retraernos, a ser reservados y callados, a analizar más que a expresar, a refrenar la expresión de nuestras ideas y sentimientos. Como consecuencia de ello, disminuimos y reprimimos uno de nuestros más maravillosos recursos: la voz de nuestro verdadero ser. 
Lo único que puede descubrir la naturaleza de nuestra verdadera voz es reconocer nuestros auténticos sentimientos y permitir que se expresen. Cuando dejamos de reprimir nuestros sentimientos dejamos de ocultar nuestra verdadera voz,, porque podemos hablar en alto con claridad, con resonancia y desde lo más profundo de nuestra alma, ya que nuestra voz única es el sonido de nuestra verdad y, por ello, un medio para la revelación. 
Yo creo que hemos "olvidado" o "no-recordado" el auténtico núcleo de sonido y nos hemos alejando de la pasión del sentimiento que aporta a este sonido central su magnífica cualidad. Mi objetivo es ayudarte a redescubrir tu verdadera voz y a expresarla con energía y felicidad, mientras disipas el miedo de tu corazón, de tu mente y de tu alma e iluminas todos tus procesos de comunicación. 

(Texto extraido del libro "La alquimia de la voz. Autor Stewart Pearce)

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