viernes, 8 de octubre de 2010

Chantaje emocional. Introducción (VI) Hacen falta dos para el chantaje


En la primera mitad del libro mostraré como funciona el chantaje emocional y por que algunos seres humanos somos tan vulnerables. Explicaré con todo lujo de detalles la transición del chantaje, qué busca cada uno, qué recibe y cómo lo recibe. Exploraré la psique del chantajista, tarea que al principio parece intrépido porque no todos tienen el mismo estilo o rasgos caracterológicos: algunos son pasivos y otros muy agresivos; algunos son directos y otros extremadamente sutiles; algunos revelas las consecuencias exactas que padecemos si los disgustamos y otros recalcan lo mucho que los hacemos sufrir. Por muy diferentes que parezcan, comparten características básicas que dan origen a su comportamiento manipulador. Mostraré la forma en que los chantajistas utilizan la niebla y otros instrumentos y te ayudaré a comprender qué los impulsa.
Demostraré que el miedo –sea a la pérdida, al cambio, al rechazo o a la pérdida de poder– es algo compartido por los que se convierten en chantajistas. En algunos casos los temores arraigados en una larga historia de ansiedad e insuficiencia. En otros podría ser la respuesta a incertidumbres y tensiones más recientes que han socavado su sentido de sí mismos en tanto seres seguros y competentes. Verás que el potencias de chantaje se dispara cuando en la vida del chantajista aumentan los temores. Comprobarás que los acontecimientos desencadenantes. como el rechazo amoroso, la pérdida del trabajo, el divorcio, la jubilación o la enfermedad pueden convertir fácilmente en chantajista a alguien próximo.
Los seres cercanos que recurren al chantaje emocional casi nunca son individuos que por la mañana se despiertan y se preguntan cómo pueden destruir a su víctima; más bien se trata de personas para las que el chantaje es la garantía de sentirse seguros y dominantes. Por muy decididos que parezcan, los chantajistas funcionan a partir de altos grados de ansiedad y se sienten fugazmente poderosos cuando chasquean los dedos y comprueban que damos un brinco. El chantaje emocional se convierte en la defensa para no sentirse heridos y asustados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails