jueves, 21 de octubre de 2010

Flores de Bach. Impatiens (II)


Las personas en estado Impatiens negativo se remontan mucho más alto en el plano mental que el término medio.
Son de visión más rápida, espetan sus frases como ametralladoras, reaccionan al instante, deciden sobre la marcha, y por supuesto también se agotan pronto. "¡Tengo tal apetito que podría atacar a la gente!". Cita estándar de una paciente Impatiens tres horas después del desayuno.
Con frecuencia los caracteres de tipo Impatiens evidencian también en lo exterior su disposición cambiante como el tiempo. En apenas unos instantes, el color encendido de ru rostro puede dar pasa la palidez. Así mismo, su tensión nerviosa interior es capaz de conducir a veces a repentinos dolores espasmódicos en distintas partes del cuerpo. Por naturaleza, son frecuentes las hiperfunciones de diversa índole. Su intensa intranquilidad interior hace a las personas típicamente Impatiens impetuosas, y por eso pesa sobre ellas una amenaza latente de accidentes. Pero, a pesar de ello, les pasen menos cosas que las que se temen, porque en virtud de sus reacciones rápidas saben salir al paso de muchas situaciones críticas.
El error en el estado Impatiens negativo reside en una gran porfía y autodelimitación de la personalidad. Olvidan que cada individuo es parte de un gran todo en el que finalmente cada uno aprende de cada cual, o sea que ella también depende del prójimo en apariencias menos capaz, y a la recíproca. La personalidad tampoco tiene en cuenta que precisamente el más capaz tiene el deber de poner al servicio de los demás sus talentos superiores y de este modo ayudarles en su desarrollo. Las personas en estado Impatiens deben aprender a hacer lo que más les cuesta: reprimir su actividad directa, dejar que las cosas sucedan, ejercitarse en la paciencia. Esto es más fácil cuando no se actúa desde su vigoroso plano mental. sino que se piensa con el corazón.
En individuos en estado Impatiens positivo se distinguen por su gran compasión, su delicadeza y una paciencia de santo. Siempre están llenos de comprensión respecto a la manera de ser diferente de su prójimo y pueden poner con diplomacia s su servicio y al del Gran Todo su prontitud, su fuerza de resolución y su inteligencia.
En la práctica Impatiens ha probado su eficacia en la vida familiar diaria. Los niños que lloriquean y tienen accesos de rabia cuando se les lleva de comprar o de visita, reaccionas bien rápidamente a Impatiens, al igual que los progenitores a los que de vez en cuando la educación de los hijos les hace perder la paciencia.
En general, el estado impatiens no pasa inadvertido desde fuera, pues estas personas son extrovertidas por naturaleza. Si no muestran su estado a través de la palabra, lo hacen por medio de ademanes: tamborilear con los dedos. balancearse en una silla, etc. Si el estado no se manifiesta con movimientos, puede evidenciarse en un repentina erupción cutánea de origen nervioso, prurito u otros fenómenos parecidos. A menudo, el estado Impatiens no es sino la punta del iceberg y no se resuelve sino a través de la eliminación de las posturas anímicas negativas más profundas, relacionadas con él.

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