domingo, 10 de octubre de 2010

Chantaje emocional. Introducción (VIII) El precio que pagamos


El chantaje emocional crece como la enredadera, y sus zarcillos en espiral pueden envolver todas las facetas vitales. Si en el trabajo capitulamos ante el chantaje emocional, es posible que al volver a casa lo descarguemos con los hijos. Si tenemos una mala relación con un progenitor podemos cargar de negatividad a nuestra pareja. Es imposible guardar el conflicto en una caja con el rotulo "jefe" o "Marido" y aislarlo del resto de la vida. Cabe la probabilidad de que imitemos la dinámica que nos hace sufrir, nos convirtamos en chantajistas y descarguemos nuestra frustración en alguien más débil o vulnerable.
La mayoría de las personas que apelan al chantaje emocional son amigos, compañeros y parientes con los que tenemos vínculos estrechos que deseamos preservar y reforzar. Tal vez se trata de seres queridos por los buenos tiempos vividos, por la intimidad que en ocasiones volvemos a compartir y las historias que hemos recorrido juntos. Aunque el chantaje las desvía, quizá pensamos que en su mayor parte nuestras relaciones con ellos son buenas. Es fundamental impedir que el chantaje arrastre en su remolino no sólo a nosotros, sino a nuestro entorno.
El precio que pagamos por ceder habitualmente al chantaje emocional es desorbitado. Las comentarios y el comportamiento del chantajista nos llevan a sentirnos desequilibrados, avergonzados y culpables. Sabemos que debemos cambiar la situación y no dejamos de repetir que la modificaremos, pero siempre acabamos burlados, superados estratégicamente o metidos en una trampa. Dudamos de nuestra capacidad de mantener las promesas que nos hacemos y perdemos la confianza en nuestra eficacia. La autoestima se resiente. Tal vez lo peor radica en que, cada vez que cedemos al chantaje emocional, perdemos el contacto con nuestra integridad: la brújula interior que nos ayuda a determinar nuestros valores y comportamientos. Pese a no ser un abuso brutal, nos jugamos algo importantísimo: la convivencia con el chantaje emocional nos carcome y va en aumento hasta que pone en peligro nuestras relaciones más importantes y el respeto a nosotros mismos.

2 comentarios:

  1. Su seria muy interesante, muy bien escrito y objetiva explicación.

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  2. Yo tengo un máster honorífico sobre terapeutas, por el gran número que he visitado en los últimos años. No me gusta hacer generalizaciones, hay de todo.
    Me gusta tu blog. Volveré, aunque la música de fondo me marea (ahora, no antes).
    Adelante, siempre adelante.

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