sábado, 2 de octubre de 2010

Flores de Bach. Mustard (II) y última


El hecho de haber vivido la inmovilidad, la separación total del alma, de su fuente de vida propiamente dicha, lleva tarde o temprano a la personalidad a añorar ver de nuevo la luz de su alma y a aproximarse a ella.
A este respecto, la experiencia nos demuestra que el estado Mustard se alivia enseguida cuando se acepta interiormente, y se entra y penetra conscientemente en la pena.
Visto de este modo, todo estado Mustard negativo se parece también al estado Sweet Chestnut, un precioso regalo que vuelve a abrir, hacia las profundidades del alma, la puerta cegada.
Visto de este modo, todo Mustard se presenta antes de dar decisivos pasos evolutivos. En el curso de su desarrollo mental, casi todos los individuos pasan por fases Mustard negativas, para conocer en sí mismos esa oscura energía cósmica, vivirla dolorosamente y transformarla.
Algunas personas parecen tener una facilidad especial en poder transformar en sí más de esta cualidad energética que otras personalidades. Para ellas debiera ser un consuelo saber que toda transformación en un individuo siempre repercute en todos los demás y en el Gran Todo. Con la tranquilidad de haber aclarado un poquito nuestro planeta cada día Mustard oscuro transcurrido, pueden sobrellevar su melancolía con íntima satisfacción, incluso con un silencioso gozo.
Edwuard Bach escribió: "Mustard ahuyenta la atribulación y devuelve la alegría de vivir". El paciente tratado con Mustar tiene la sensación de despertar de un profundo y oscuro sueño.
En estado Mustard positivo, las personas pueden recorrer los días soleados y nublados de su vida con una sensación de paz interior. Aunque no dejan de ver las nubes oscuras, ya no permiten que les opriman.

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